Las naves industriales son espacios diseñados para optimizar la logística y el flujo de trabajo de las industrias, lo que permite a las empresas aumentar su eficiencia y productividad. Esto se traduce en una reducción de costos, un aumento en la calidad de los productos y una mayor competitividad en el mercado.
Estas naves, con sus amplios espacios libres de apoyos intermedios, ofrecen una comodidad y facilidad operativa sin igual. Sin embargo, para garantizar la seguridad tanto en la construcción de naves industriales como en su operación, es esencial seguir las mejores prácticas desde el inicio del proceso.
Inicio del proyecto: Conociendo el propósito y la legislación
Antes de adentrarse en la construcción de una nave industrial, es fundamental definir su destino y actividad para visualizar un tipo de nave y terreno que se acople a las necesidades de la empresa y los procesos industriales de esta.
Existe una legislación específica que debe seguirse según el uso previsto, además de otros documentos como el Código Técnico de la Edificación (CTE) y el Reglamento de Seguridad Contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI). La naturaleza de la actividad también influye en las dimensiones de la nave, ya que la cadena de producción determinará la longitud necesaria.
Con esta información, se inicia el proyecto considerando el lugar de emplazamiento y el tipo de nave requerido. Las naves industriales se pueden clasificar según los materiales de construcción, siendo comunes las estructuras de acero, hormigón prefabricado, hormigón «in situ» y las naves mixtas.
Tipos de naves según los materiales:
1. Estructura de acero:
- Construcción rápida.
- Permite espacios iluminados más grandes sin necesidad de pilares internos.
2. Hormigón Prefabricado:
- Construcción fácil y rápida.
- Limitada en altura, pero adecuada para ciertos fines.
3. Hormigón «In Situ»:
- Económicas de construir.
- Limitadas en iluminación, pero permiten incorporar subestructuras.
4. Mixtas:
- Combinación de acero y hormigón.
- Permite diversas geometrías, ahorrando costos en materiales.
Proceso de construcción
1. Desbroce del solar:
La construcción de naves industriales comienza con la limpieza y preparación del terreno, acondicionado para la cimentación. A través del estudio de mecánica de suelos, se realizan investigaciones sobre la naturaleza del suelo para una planificación adecuada.
2. Cimentación:
Dependiendo del proyecto y el estudio previo del suelo, se elige el tipo de cimentación. Generalmente, se abren riostras y zapatas para construir una base sólida que transfiera el peso de la estructura al terreno.
3. Estructura:
El estudio estructural, consiste en el diseño de la estructura, considerada el «esqueleto» de la nave, está formada por vigas de acero estratégicamente ubicadas. Una vez colocadas las vigas, se procede al cerramiento.
4. Cerramiento:
Para las paredes de la nave, se utilizan diversos materiales como paneles de hormigón, bloques de hormigón o paneles sándwich. Estos recubren el perímetro, preparando huecos para puertas, ventanas y otros elementos, permitiendo incluso el uso de paneles translúcidos para iluminación natural.
5. Cubierta:
Las opciones para la cubierta incluyen cubiertas metálicas simples, cubiertas de panel sándwich, cubiertas «in situ» y cubiertas tipo Deck. La elección depende de las necesidades específicas de la nave en términos de aislamiento y acabado.
En resumen, la construcción de naves industriales, independientemente del material utilizado, es ágil y eficiente. La prefabricación de elementos y el diseño estructural permiten ahorros significativos en tiempo y costos.
Ahora pasaremos a hablar acerca de algunas buenas prácticas recomendadas para la seguridad tanto en la construcción como en la operación de naves industriales. Ya que este es un aspecto crítico dentro de los procesos industriales.
Seguridad en la construcción
Planificación detallada:
Antes de iniciar la construcción, realizar una planificación detallada que incluya medidas de seguridad específicas para cada fase del proyecto.
Capacitación del personal:
Asegurarse de que todo el personal esté debidamente capacitado en procedimientos de seguridad y uso de equipos de protección personal.
Supervisión continua:
Mantener una supervisión constante durante la construcción para identificar y abordar posibles riesgos de manera proactiva.
Seguridad en la operación:
Programas de mantenimiento preventivo:
Implementar programas regulares de mantenimiento preventivo para garantizar que equipos y estructuras estén en óptimas condiciones.
Protocolos de emergencia:
Establecer protocolos claros de emergencia y realizar simulacros periódicos para garantizar la preparación del personal ante cualquier eventualidad.
Sistemas de vigilancia:
Instalar sistemas de vigilancia, como cámaras de seguridad y sistemas de monitoreo, para mantener un entorno seguro las 24 horas del día.
Control de acceso:
Implementar un control de acceso estricto con vigilancia privada para proteger las instalaciones y prevenir accesos no autorizados.
En conclusión, la seguridad en la construcción de naves industriales y operación de éstas es un compromiso continuo que requiere planificación, capacitación y supervisión constante. Adoptar estas prácticas desde el inicio asegura un entorno de trabajo seguro y eficiente para el éxito a largo plazo.
Este tipo de construcciones siempre se deben realizar de la mano de expertos y profesionales en el tema. Establecerse dentro de algún parque industrial es recomendable para cualquier empresa que busca el asesoramiento adecuado y un crecimiento de su industria.
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